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QUÉ HA SIDO Y QUÉ ES LA FUNDACIÓN DOCENTE DE MINEROS ASTURIANOS
LA FUNDACIÓN DOCENTE DE MINEROS ASTURIANOS
ha sido y es una obra social, que surge en el segundo cuarto del siglo
XX en nuestra región y se ubica en Oviedo. Su creación tiene
lugar en el año 1929, pero su ideario, sus principios rectores
y su organización entroncan con el clima de desarrollo cultural
experimentado desde fines del XIX en varios países europeos.
Sus objetivos iban destinados a los hijos de los mineros, un grupo numeroso
y desasistido que innegablemente precisaba del respaldo de un organismo
oficial que superase medidas aisladas de caridad o ayuda.
Sus fundadores fueron personalidades destacadas de la vida cultural y
política en la España de su tiempo. Nombres como Winter
y Llaneza están en el origen del proyecto, y ellos propusieron
como principios básicos rectores de la institución la tolerancia
y la integración social, fruto de las corrientes dominantes de
la época.
Hoy, la Fundación Docente de Mineros Asturianos, con importantes
cambios en sus estructuras físicas y mas aun, en los fondos con
los que históricamente se mantuvo, ha intentado adaptarse a la
realidad actual, respetando el espíritu de justicia social y solidaridad
de sus primeros impulsores, constituye una oferta de servicios a diferentes
segmentos de población, cada uno con sus necesidades, en un ámbito
de convivencia e integración.
LA GESTACIÓN Y LA CREACIÓN DEL ORFANATO MINERO (1915-1931).
La idea original de creación de un centro
de asilo y educación para niños huérfanos se debía
a José de la Fuente, uno de los primeros y más activos miembros
del SOMA, tempranamente fallecido. Es anterior en unos años a su
fundación: Manuel Llaneza reconocía como suya la idea y
el primer impulso, en un texto del año 1917. No obstante no pudo
materializarse en aquel primer momento por diferentes circunstancias de
tipo social y político. Pero el "germen" ya existía,
habiendo sido bien acogido en el medio sindical: sólo cabía
esperar el momento propicio para llevar el proyecto a cabo.
En Abril de 1929 el Congreso del SOMA se reúne y acuerda dirigirse
al gobierno solicitando una serie de reivindicaciones entre las que figura
la creación de un orfanato sostenido mediante la aportación
de cuotas empresariales. Fruto de la línea (discutida por muchos,
entonces y después) conciliadora, del diálogo y la negociación,
mantenida por Manuel Llaneza al frente del sindicato cara al gobierno
de Primo de Rivera, se consigue materializar este anhelo social y cultural
asturiano.
De esta forma, por Real Decreto de fecha 27 de diciembre de 1929 se crea
el Orfanato Minero de Oviedo con régimen de fundación. El
texto aprobado decía así: “Se establece en Oviedo,
con el nombre de Orfanato de Mineros Asturianos una institución
benéfico – docente, sometida a la jurisdicción del
Ministro de Fomento y bajo la dependencia inmediata del Director General
de Minas y Combustibles. Es misión primordial de esta institución
acoger a los hijos de los obreros de las minas de carbón de Asturias
que hayan perecido a consecuencia de accidentes de trabajo, o que, por
tal causa, sufran incapacidad total permanente, y atender a sus necesidades
físicas, morales e intelectuales, ajustándose a las normas
vigentes en los establecimientos del Estado. Constituyen los ingresos
del Orfanato de Mineros Asturianos (aparte de subvenciones del Gobierno,
aportaciones, donativos y legados que eventualmente se hagan en su favor)
un canon de 0’25 pesetas por tonelada de carbón en estado
de venta extraído de las minas de Asturias, que se crea por disposición
del R.D. y que se entiende a devengar desde 1º de Julio de 1929”.
Desde la decisión tomada para su creación en 1929, los pasos
se sucedieron con agilidad para llevar a efecto el proyecto. Siguiendo
unos principios sociales y constructivos claros de Ernesto Winter Blanco,
el impulso político de Manuel Llaneza (especialmente), Amador Fernández
y Belarmino Tomás, como dirigentes del SOMA – UGT y representantes
en el Patronato del Orfanato, se va configurando un sistema de actuación
en las vidas de huérfanos y niños desasistidos, con lo que
se perfecciona y toma cuerpo un diseño global, estructural y formalmente.
Desde la configuración del proyecto para las instalaciones, fechado
en 1931 y rubricado por los arquitectos asturianos Enrique Rodríguez
Bustelo y Francisco Casariego Terrero, hasta su ejecución en los
cuatro años siguientes, se fueron perfilando estas novedosas ideas
sociales y culturales, que rigieron la organización del centro.
Mientras se ejecutaban las obras no decaía la actividad. Desde
la creación legal hasta el fin de los trabajos el cumplimiento
del cometido del OMA fue desarrollándose en lo posible, a la espera
de alojar debidamente a niños y niñas. Se iniciaron las
colonias de verano, marítimas y de altura, se acogieron a los primeros
niños particularmente desvalidos, se puso en marcha un preventorio
y se elaboró la lista de inscritos, con encuestas e informes detallados
para priorizar su acceso al centro. El método seguido para la formación
de este registro fue el de la encuesta en el domicilio. Consta que el
propio Belarmino Tomás, junto con Winter, visitaron a los niños
inscritos haciendo un informe de cada caso (características, situación
en que se hallan, medidas a tomar). Esta valoración, sistemática
y sensible, demostraba el rigor con que se pretendía abordar el
problema de la orfandad en el medio minero.
Tal ideario y funcionamiento fueron mantenidos hasta la caída del
frente de Oviedo, durante la guerra civil, vivida con especial intensidad
en el centro por su cercanía a la línea de fuego y el carácter
marcadamente republicano de ocupantes y fundadores. A los daños
materiales producidos en las instalaciones, sumaremos los físicos
y espirituales: las heridas que en toda la sociedad dejó el conflicto.
Podemos decir que el centro se había organizado, institucionalizado
y construido, pero aún no había llegado a desarrollarse
plenamente.
BREVE NOTA SOBRE LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL ORFANATO MINERO.
Los acontecimientos políticos y el nuevo
régimen militar supusieron un cambio radical en la posguerra. El
Orfanato Minero se vio sacrificado al dedicar la autoridad buena parte
de sus instalaciones a hospital provincial, ante la destrucción
del antes existente en Llamaquique y el deterioro del psiquiátrico
de La Cadellada, mientras se levantaba la nueva ciudad sanitaria. Por
oficio del General Aranda, en octubre de 1937, se produce la incautación
de siete de los pabellones del OMA; esta ocupación que se preveía
provisional se prolongó, no obstante, durante 25 años. En
concreto, entre 1937 y 1961 la historia del Hospital Provincial de Asturias
y del Orfanato Minero corren parejas y se desarrollan en los mismos escenarios.
La consecuencia directa de esta medida fue un cambio en la organización
y el régimen del Orfanato, una transformación de las dependencias
(quedando un mínimo de ellas para uso de la institución)
y la reducción del número de internos. Permanecieron al
servicio del OMA la escuela, el pabellón de puericultura, así
como el chalet: se logró disuadir a los obreros de la Diputación,
cuando se disponían a efectuar obras para convertir este último
en quirófano del hospital. Se rescató para el Orfanato y
en él se instalarían durante años las oficinas, la
vivienda del director y de algunas niñas internas.
La situación se perpetuó durante dos décadas. Años
en que no se pudo superar la cantidad de 150 acogidos, y el número
restante de niños y niñas inscritos en su censo (en torno
a un millar) eran atendidos mediante subvención en sus casas, con
cantidades variables, en relación con la cuantía de la pensión
que percibían; disfrutaban todos de asistencia médico farmacéutica
gratuita, pero la coyuntura impedía la prestación de buenos
servicios a un número creciente de huérfanos, así
como el desarrollo de los principios originarios de la institución.
Hacia 1962-64 irán siendo trasladados los diferentes servicios
médicos al nuevo Hospital, pero el deterioro de los edificios (debido
a daños de la guerra, alteraciones para los usos sanitarios y el
paso del tiempo) obligará a una campaña de reparaciones
que finalizarán en 1969. Entonces se produce la “restauración”
o devolución por parte de la Diputación Provincial al Orfanato,
comenzando una etapa de normalización del Centro.
En aquellos momentos la actividad empieza a adquirir connotaciones positivas.
Desde 1978 aproximadamente, con la Constitución recién aprobada
y celebradas las primeras elecciones sindicales libres, con la presencia
de pleno derecho de los dos Sindicatos Mineros regionales mayoritarios,
(SOMA y Federación regional minera de CC.OO), en el Patronato de
la institución, se pretendió recuperar los valores humanos
que había ideado Winter, llegando a alcanzar a mediados de la década
de los 80, cerca de 600 alojados, la gran mayoría escolarizados
en el propio colegio de Fundoma y el resto, cursando otros estudios en
centros públicos de Bachiller o Formación Profesional.
Con la entrada de España en las Instituciones Europeas, se produce
una situación que habría de suponer fuertes condicionantes
en el posterior desarrollo del Orfanato: la principal fuente de ingresos,
las cuotas vinculadas al carbón, perdieron la condición
de obligatorias, con lo que con el paso del tiempo fueron desapareciendo,
hasta quedar una única empresa, HUNOSA, cumpliendo el compromiso
histórico.
Las pautas de actuación que se han mantenido en los últimos
años pretenden que en administración, gestión y desarrollo
se recupere el espíritu originario de la Institución, restableciendo
ideas pioneras en su Estatuto aprobado en 1991, momento en que pasa a denominarse Fundoma: Fundación Docente de
Mineros Asturianos. Se mantienen así las referencias originarias
en relación con la minería más características,
pero se abre la institución a las nuevas demandas sociales. Por
eso FUNDOMA reunía en sus dependencias un auténtico complejo
que preserva muchos de los rasgos y aspectos constructivos originales. En 1996 se renueva para su adaptación a la nueva Ley de Fundaciones,
MOMENTO ACTUAL
En los últimos años, la actividad
de FUNDOMA, sin los ingresos derivados del carbón, con el colegio
concertado a punto de perder dicha condición, con las consecuencias
de las mejoras socioeconómicas o de seguridad laboral en el ámbito
de la minería, pasa a ser altamente problemática, por lo
que el Patronato de la institución, se plantea un largo y complejo
debate sobre su futuro. La conclusión de dicho proceso es que hay
que definir un proyecto de cambio, que debe reunir varias condiciones:
la primera, contribuir a paliar desigualdades sociales que en la sociedad
actual se producen, como hilo conductor con el sentir de justicia social
de los fundadores, la segunda y, también en coherencia con el carácter
social, mantener e incrementar, si fuera posible, el empleo y una tercera,
mucho mas prosaica: encontrar recursos para acometer las inversiones y
desarrollar actividad que genere los medios necesarios para no poner en
peligro la estabilidad de la entidad.
Se produce una necesaria adaptación de los Estatutos a la Ley 50/2002,
Ley de Fundaciones; en dicha adaptación se introducen pequeñas
concreciones que posibilitan respuestas actuales a las demandas sociales
de presente, sobre el mismo espíritu fundacional,
Nace un proyecto que se denomina Centro Social Intergeneracional de Fundoma
que en los aspectos de obras e inversión se está cerrando
en la actualidad, con una profunda transformación aún en
proceso, tanto a lo que se refiere en el aspecto físico como humano,
si bien perpetuando el espíritu social que dio origen a la Institución.
Se trata actualmente de un espacio Intergeneracional en la que tienen
cabida varias dependencias en las que se alojan diferentes colectivos
sociales de diversa procedencia.
En diciembre de 2006, Fundoma firma un Convenio con el Principado de Asturias,
en concreto con las Consejerías de Economía y Administración
Pública y de Vivienda y Bienestar Social, con una duración
de veinte años, prorrogables por periodos de cinco. Por el citado
Convenio, Fundoma se compromete a poner a disposición de la Consejería
de Vivienda y Bienestar Social cuatro edificios: Trisquel (Residencia
de Mayores), Arco Iris (Residencia de discapacitados) y Trasgu (Residencia
de discapacitados); los tres de nueva construcción. Además
de un Centro de Integración y Acogida, situado en el antiguo chalet
del Director y rehabilitado para este fin. La Fundación también
queda obligada a prestar los servicios de alimentación, limpieza,
lavandería y celaduría exterior.
Por otro lado, se mantienen las Residencias Santa Bárbara, Clavería
y El Bosque destinadas a diferentes grupos de jóvenes estudiantes:
Bachilleres y F.P. la primera y universitarios, las otras dos, si bien
todas ellas, abiertas a otras posibilidades sociales. Cuenta con un amplio
complejo de instalaciones deportivas (Polideportivo, campo de fútbol
de césped artificial, etc.) y espacios verdes y ajardinados, abiertos
y muy amplios.
COMPOSICIÓN INSTITUCIONAL DEL PATRONATO DE FUNDOMA
Presidencia: Por definición estatutaria,
es Presidente de Fundoma quien sea Director General de Minería
y Energía del Principado de Asturias.
Vicepresidencia: Por definición estatutaria, es Vicepresidente
de Fundoma quien sea Director General de Educación del Principado
de Asturias.
Secretario: Detenta la Secretaría del Patronato la persona que
el Patronato designe.
Vocales: 2 vocales en representación de la Cámara de Empresas
Mineras, 2 en representación de HUNOSA, 2 en representación
de Soma-Fia-UGT y 2 en representación de la Federación de
Industria de CCOO de Asturias.
La Dirección General de Fundoma asiste al Patronato con voz y sin
voto.